Pompeya

jueves, 27 de diciembre de 2012

Nos apetecía mucho, mucho visitar Pompeya y, aunque no está precisamente cerca, decidimos aprovechar que estábamos en Roma para hacer una escapada de un día.

Días atrás habíamos comprado el billete de tren para Nápoles ida y vuelta en la web de Trenitalia. Lo cogimos en la estación de Termini muy tempranito. El tren en sí no estaba mal, habíamos elegido una opción intermedia, porque los hay más rápidos (y caros) y más lentos.

En menos de dos horas estábamos allí. En Nápoles cogimos un cercanías dentro de la misma estación, en la planta subterránea. Allí mismo comprabas el billete. El trayecto era de una media hora hasta Pompeya. No había mucha duda con la parada en la que teníamos que bajar, sólo tenías que seguir a la horda de turistas, y lo mismo para llegar a la entrada.


Había una cola interesante para entrar, pero tampoco fue para tanto, varias taquillas estaban funcionando y la cosa marchaba relativamente rápido.

Es importante ir temprano porque el recorrido dura cinco horas si quieres verlo todo. Cuando nos dieron los folletos, mapas y eso yo dije: "¿Cinco horas?¡Qué exageración!". Pero de eso nada, las cinco horas no te las quita nadie, hay muchísimas cosas que ver y, por supuesto, nosotros teníamos que verlas todas.

Otra recomendación es llevarse la comida. Allí hay cafetería y eso, pero las ruinas son enormes, una ciudad entera, así que si te pilla en la otra punta, mal lo llevas. Mejor unos sándwiches de mortadela siciliana de la buena, jaja.

La panorámica de la ciudad es imponente, con el Vesubio al fondo entre nubes. Cuando empiezas a andar por auténticas calzadas romanas en perfecto estado de conservación no te lo crees, y cuando ves edificios completamente en pie, con sus cuatro paredes, techos y frescos ya alucinas. Es impresionante.


Por cansados que esteis, no dejéis de ir a la Villa dei Misteri, que está un poco apartada del resto de cosas que visitar, por el camino de la necrópolis y en las afueras de la ciudad. Tiene los frescos romanos más alucinantes que podáis ver y seguro que os sonarán, porque son famosísimos. De todas formas, hay muchos otros edificios con pinturas preciosas.



Impresionan mucho los cuerpos conservados de personas y animales, sobre todo en la zona de los huertos, en los que hay muchos niños. Se ponen los pelos de punta al imaginar la tragedia.




Después de cinco horas caminando por calzadas romanas de piedra y subiendo y bajando escalones de aceras altísimas, os aseguro que estaréis hechos polvo. Nosotros cogimos el tren de vuelta a Nápoles y aprovechamos para ir a otro sitio interesantísimo ya que estábamos por allí. Os lo contaremos próximamente.


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Roma: excursión a Tivoli

lunes, 17 de diciembre de 2012

Vamos a cambiar un poco el tema, que estábamos ya muy cansinos con la comida (aunque amenazamos con retomarlo pronto).

Evidentemente, Roma da para mucho, pero si durante vuestra estancia allí os apetece un plan diferente, os recomiendo una pequeña excursión a Tivoli (y no me refiero al parque de atracciones de Benalmádena, no, ¡a la ciudad! :P).

Está bastante cerca de Roma y puede irse en tren o en bus. Aquí tenéis información. Nosotros cogimos un bus de Cotral en la estación de Ponte Mammolo. Allí mismo se compraba el billete, pero dentro, en la planta de abajo. Os aviso porque nosotros vimos el bus ya para salir con la gente subiendo y nos fuimos para allá corriendo y resulta que no te vendían el billete allí, así que lo perdimos. No importó mucho porque pasan cada veinte minutos o así.

Dentro del bus, preguntamos cuál era la parada de la Villa Adriana y nos bajamos. La verdad es que estábamos un poco despistados porque era una zona residencial a las afueras de Tivoli, pero como preguntando se llega a Roma (bueno, a Roma no queríamos volver), llegamos sin mucho problema.

¿Qué deciros de la villa? ¡Es una pasada! Era la villa de recreo del emperador Adriano y se conservan bastantes restos que dan idea de su antiguo esplendor. Creo haber mencionado ya que soy bastante friki de la historia, y os podéis imaginar mi emoción al caminar por el canopo, las termas y tantas cosas increíbles. Muy recomendable.



Al acabar la visita cogimos un bus para Tivoli. La parada estaba cerca de la puerta de la villa. Nos bajamos en el centro de la ciudad. Comimos por allí pizza a taglio (al corte, vamos) y nos encaminamos a la Villa d'Este. Este lugar lo constituyen un palacio y, sobre todo, los magníficos jardines que mandó construir el cardenal Hipólito II d'Este. La finca tiene mucho desnivel y esto se aprovechó para hacer terrazas con cascadas y preciosas fuentes. Realmente merece la pena la visita.



A la vuelta cogimos el bus frente a la Banca di Roma, aunque se reconoce la parada por la cola de gente. Y ya está, fin de la excursión.

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Roma: una buena pizza

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Entrada obligatoria para este nuestro blog de viajeros pero, sobre todo, tragones y disfrutones.

La pizza es una de nuestras comidas favoritas, así que cuando estamos en Italia, nos inunda la felicidad.

En Roma una de las mejores es Da Baffetto. En cuando soltamos el equipaje en el apartamento, fuimos para allá andando, porque estaba muy cerquita. Es muy conocida y siempre está llena de turistas, pero no pierde su carácter auténtico. Está muy próxima a la Piazza Navona, en Via del Governo Vecchio, 114. Si vais a ver la estatua del famoso Pasquino es parada obligatoria, está al final de la calle.

Cuando nosotros fuimos, el señor Baffetto (toda una institución) estaba por allí paseándose por las mesas y charlando con los clientes. Está bastante mayor el hombre, así que no sé si seguirá echando horas en el local.

El sitio es acogedor y lo preside el horno de leña donde no paran de entrar y salir pizzas a cuál con mejor pinta. Yo recuerdo que pedimos la "Baffetto", que tenía salchicha italiana, champiñones y huevo y la de prosciutto. Con el primer bocado casi se nos saltan las lágrimas. La masa era una maravilla de ligera y la mozzarella estaba de muerte. ¡Cómo disfrutamos!



El único pero que le pongo es que hay que esperar muchísimo. Suele haber cola en la puerta, pero, una vez que te sientas, tampoco pienses que te queda poco tiempo para disfrutar de tu pizza, son más bien lentitos. Nosotros lo pasamos bien viendo cómo elaboraban las pizzas mientras nos tomábamos la primera Nastro Azzurro del viaje y la espera mereció la pena con creces.

El último día en Roma fuimos a Da Baffeto 2, en Piazza del teatro di pompeo, 18. Estuvimos en la terraza y comimos un calzone buenísimo, más un tiramisú de postre. ¡La comida perfecta! Este local tiene menos encanto que el otro, pero los platos tienen la misma calidad.

Ni que decir tiene que en Roma comimos pizza en otros sitios, pero el que recomendamos siempre es Da Baffetto. Apuesta segura.

Sobre pizza tenemos un sitio a la altura de Da Baffetto, pero no en Roma, en Nápoles. No obstante, esta visita se merece una entrada para ella solita. No os la perdáis. ¡Próximamente!


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Roma: el helado

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Iniciamos nuestras entradas retrospectivas. Pensando sobre qué escribir me he dado cuenta de la mala memoria que tengo. Se me olvida dónde hemos estado, cómo se llaman los pueblos, los hoteles, cómo fuimos de un sitio a otro... Total, que este blog nos va a venir bien también para fijar un poquito las cosas.

Roma la tenemos más reciente, fuimos hace un par de años la segunda vez. La primera vez fui yo, M, con dieciséis años de viaje de estudios; visitamos unas quince ciudades más de tres países distintos, así que todo está como en una nebulosa, jajaja.

Vamos a lo que vamos: el helado. No os descubro la pólvora si os digo que el helado en Italia es especialmente bueno. Partiendo de eso, os recomendaré unos cuantos sitios en Roma donde probar uno de los mejores.

El más clásico es Giolitti. Decían que era el helado favorito del papa Juan Pablo II. El local se conserva como hace décadas. Fue el primer sitio en el que nos comimos un helado en Roma, la primera noche que llegamos. Suele haber bastante gente, pero que no os asusten las colas, va rápido y merece la pena. Está muy cerca del Panteón, en la vía Uffici del Vicario, 40. ¡Parada obligatoria!


(Por cierto, disculpad la calidad de las fotos. Entre que en todas salimos nosotros y que por aquellos entonces teníamos cámara compacta y poca idea de fotografía...)

Antes dije parada obligatoria, pero esto es parada IMPRESCINDIBLE: la heladería Della Palma, situada en la Via della Maddalena, 20, también muy cerca del Panteón y de Giolitti. Hasta el día de hoy, es el mejor helado que hemos probado nunca (y creednos, hemos probado muchos). Hay más variedad de sabores que en Giolitti, que sólo tienen los clásicos. Lo que más me maravilló es que hay un mostrador entero de chocolate y sus variedades (con nueces, negro, con naranja, con avellanas, con menta... etc.). Me costaba elegir un sabor de otro sitio.

También tenían una especialidad que era una especie de helado de mousse, con la textura más ligera y no tan fríos (no recuerdo cómo se llamaban). Estaban buenos, pero eran mejores los helados de toda la vida.


Estuvimos una semana en Roma y creo que pudimos ir a la heladería Della Palma cuatro o cinco veces. Algún día hasta sustituímos la cena por un helado, pero no penséis que nos quedábamos con hambre, no; nos pedíamos tarrinas de cinco bolas. Al pedírmelas todas de chocolate en sus diferentes variedades, llegaba un momento en que no sabía cuál era cual, pero daba igual, todos estaban buenísimos. Recuerdo especialmente rico el de Kit Kat, que repetí varias veces.

También probamos el helado de una heladería situada muy cerca de la Fontana de Trevi, San Crispino. Dicen que es de los mejores, pero yo me sigo quedando con Della Palma. Nuestro consejo: probadlos todos y contestáis a esta entrada para dar vuestra opinión. Estemos de acuerdo o no, seguro que habréis disfrutado.

Para despedirnos, aquí os dejamos una web con datos prácticos sombre comer en Roma. Volveremos sobre este tema.

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