Unos días en Andorra

jueves, 31 de enero de 2013

Os debíamos una entrada sobre nuestra escapada a Andorra de hace unos días. Lo cierto es que era nuestra primera vez en el Principado, y nos ha encantado a todos los niveles.

Encontramos una oferta de hotel más forfait bastante decente en esta web, así que decidimos ampliar otro día para disfrutar un poco más por allí.

No teníamos mucha idea de dónde quedarnos, así que elegimos la zona de Pas de la Casa. Es el pueblo que está más al norte y pegado ya a la frontera con Francia. Leimos que era una de las zonas con más oferta de ocio, así que nos decidimos. Nuestro hotel fue el Reial Pirineus, un cuatro estrellas algo escaso. Nos costó un poco encontrarlo porque está al final del pueblo, pero muy bien situado respecto a las pistas y muy cómodo para todo.

Los desayunos estaban bastante bien, no así la única cena que hicimos allí porque la incluía la oferta, muy escaso el buffet. La habitación pequeña, pero correcta.



Lo que disfrutamos fue poder salir por la puerta del  hotel con todo el equipo puesto y después de escasos cuatro minutos, estar deslizándonos por la nieve. Eso y la ausencia total de colas en los remontes que, para nosotros, que estamos acostumbrados a las aglomeraciones de Sierra Nevada, es una auténtico lujo.


El primer día nos hizo un tiempo estupendo, aunque no había mucha nieve.


Disfrutamos mucho una de las particularidades de Grandvalira: poder ir de una zona a otra de la estación de pista en pista. No te da tiempo a aburrirte, podrías estar varios días sin repetir una sola pista. Además, hay mucha oferta de establecimientos de restauración, hasta un ice bar muy chulo.



Después de descansar un poco nos fuimos de compras. En el centro de Pas de la Casa está la tienda Olympia de ropa y material de esquí con varias plantas y muy completa. Como, además, estamos en rebajas, vimos cosas muy interesantes.

La noche del sábado al domingo cayó una buena nevada.


El día amaneció malo, seguía nevando, pero teníamos que aprovehar la nieve recién caída, ¡una maravilla!. A mediodía empeoró. La visibilidad era muy reducida y hacía mucho frío, así que dimos por concluída la segunda jornada de snowboard. Comimos por allí, pusimos las cadenas y nos fuimos para Escaldes-Engordany, donde teníamos el alojamiento para la tercera noche.

El paisaje era precioso. Prácticamente el 80% de la superficie de Andorra es bosque y montaña, así que disfrutamos mucho de la ruta. Además, la arquitectura local es bien bonita.

El hotel que elegimos en Escaldes-Engordany fue el Oriol. Correcto y de situación inmejorable. El desayuno bastante bien. La única pega: una excursión de chavales que iban a esquiar al día siguiente y que se pasaron la noche entre carreras, voces y llamadas a las habitaciones. No dijimos nada de todas formas, que levante la mano quien no la haya liado en un hotel con sus compañeros con 15 o 16 años.

Teníamos reserva en Caldea para esa tarde, absolutamente recomendable. Si vais por Andorra, no dudéis en perder tres horas en este magnífico balneario. Lo mejor: estar en agua a 36º y salir nadando fuera mientras nieva; toda una experiencia. Eso sí, traed toalla, que tienes que pagar el alquiler si no.

Como hemos dicho, el hotel estaba muy bien situado, al lado de la Avenida Carlemany, que concentra la mayoría de las tiendas. Aprovechamos la mañana del último día para darnos una vuelta por allí y comparar precios. En general, no hay demasiada diferencia con España tanto en tecnología como en perfumería, aunque sí se pueden encontrar buenas ofertas en algunos productos.



Con mucha pena, nos despedimos del país de la nieve esperando volver pronto (a poder ser con nuestros amigos los pro, a los que echamos mucho de menos). A ver si convertimos en tradición lo de escaparnos a Andorra unos días cada año. ¡Os lo recomendamos!


Imprimir

Fin de semana en la ribera del Duero

miércoles, 9 de enero de 2013



Días antes de Navidad, disfrutamos de un fin de semana en la ribera del Duero junto a nuestros amigos de MaNiAtados. Salimos el sábado por la mañana desde Madrid  dirección Peñafiel y llegamos en dos horas a nuestro destino, el hotel AF Pesquera. Nada más llegar, el hotel nos encantó; las zonas comunes y las habitaciones contaban con un montón de detalles y el personal fue muy amable.





Dejamos el pequeño equipaje en la habitación y salimos a dar un paseo por el pueblo. Lo más destacado es el castillo, precioso, aunque  por problemas de horario no pudimos visitarlo por dentro.


Tras un agradable paseo, nos tomamos la primera copa de Ribera, por sólo 1.30 euros una copa de buen vino acompañada de tapa a elegir, así da gusto. Fuimos a tres bares más, comimos y bebimos estupendamente.


Volvimos al hotel a disfrutar del SPA, que no es demasiado grande pero tiene todo lo necesario para pasar un muy buen rato y, sobre todo, muy tranquilo, estábamos solos.

Relajados, subimos un rato a la habitación. Para la tarde teníamos reservado un taller de coctelería en el que hicimos y bebimos mojito, caipiriña y san francisco. Pasamos un buen rato y aprendimos curiosidades preparando los cócteles. 


Disfrutamos de una cena muy especial en la enoteca del hotel: consistió en una degustación de tres deliciosas (y abundantes) tapas de autor, maridadas con los mejores vinos del Grupo Pesquera (a destacar el reserva especial 2003, exquisito), para terminar con una barra de gin tonics y otras especialidades acompañados de un surtido de dulces.


Al día siguiente, visita a las bodegas Pesquera, explicación y degustación de alguno de sus vinos.


Al salir de la bodega, cambiamos el recorrido para pasar por Segovia. Como no podía ser de otra forma, comimos cochinillo y dimos una vuelta por la ciudad, poniendo punto y final a un gran fin de semana.



Imprimir