Marruecos: de la garganta del Todra a Meknés por caminos de cabras

viernes, 23 de noviembre de 2012

El título del post ya lo dice todo. De esta parte del camino apenas tenemos fotos, supongo que porque teníamos preocupaciones más importante como no matarnos...

Como ya mencioné aquí, el dueño de la maison d'Hote Panorama tuvo a bien recomendarnos una ruta alternativa para llegar desde Tinehir a Meknés. Nosotros ya teníamos planificada una: retroceder por la carretera nacional y subir pasando por Errachidia, Midelt y Azrou. Supuestamente esto nos llevaría unas seis horas. Era dar un poco de rodeo, pero merecía la pena porque cogíamos mejores carreteras.

Sabiendo que teníamos un camino largo por delante, le pedimos al buen hombre que nos sirviera el desayuno tempranito. Él, muy optimista, nos dijo que no hacía falta porque por la ruta que nos iba a recomendar, en tres horas y media o cuatro como mucho, estábamos en Meknés. Ilusos de nosotros, le creimos (quién iba a pensar que todo este rollo era porque no le apetecía madrugar).

Total, que salimos de Tihehir rumbo de nuevo a la garganta del Todra, que atravesamos y continuamos. La carretera en el mapa parecía peor que una comarcal, pero como de ningún cobarde se ha escrito nada, tiramos "palante".

Podemos seguir refiriéndonos a ella como carretera para entendernos, pero llamarla así sería hacerle un gran favor. Había tramos en los que sólo quedaba un metro y medio de asfalto (lo justo para dejarlo en medio de las ruedas). En otros no había nada directamente.

Otro factor a tener en cuenta es que había llovido muchísimo días atrás, con lo cual, se habían desbordado ríos y arroyos, o se habían desprendido piedras por las laderas. !Muy divertido! Eso por no hablar por los rebaños de cabras, ovejas y dromedarios que se nos cruzaban por todas partes.

Este hombre nos dijo que había un tramo que estaba regular, pero que no tendríamos problema. Claro que regular para ellos y para nosotros respecto a carreteras no es lo mismo, eso lo comprobamos más adelante.

Resumiendo, que atravesamos toda la cordillera del Alto Atlas por carreteras inexistentes y en muy malas condiciones. Menos mal que llevábamos un 4x4 porque no sé cómo habríamos salido de muchos de los escollos que tuvimos que atravesar. El peor momento fue en todo lo alto de la montaña, con un precipio a nuestra izquierda, pared desprendida a la derecha, carril para un sólo vehículo y camioneta de frente. ¡Aún no sé cómo salimos de allí!

Cuando pasamos todo esto vimos en el mapa un tramo de la carretera marcado con cuadros blancos y negros. "¿Qué significarán estos cuadritos?". Miramos la leyenda del mapa y nos dice que es Carretera muy peligrosa. "¡Ahhhh, claro, que veníamos por una autopista de cinco carriles!". Resulta que aún nos quedaba por pasar el peor tramo. A todo esto se une la conducción de los marroquíes. Quien haya estado alguna vez por allí seguro que lo recuerda. ¡Qué poco aprecio por la vida tienen estas criaturas!

Está claro que sobrevivimos a todo esto y que las tres horas y media se convirtieron en más de ocho horas, pero ya pasado, he de reconocer que fue toda una experiencia.

Vimos paisajes y sitios que nunca habríamos imaginado. Descubrimos que Marruecos tiene zonas muy verdes, cruzadas por numerosos ríos, fértiles valles y montañas increíbles. Pasamos por áreas en las que no había absolutamente nada en kilómetros a la redonda. Atravesamos pueblecitos sin luz ni agua corriente donde los niños nos miraban como si fuésemos extraterrestres. Comarcas enteras en las que el tiempo se había detenido siglos atrás. Las mujeres lavaban a mano en los ríos, los hombres araban con burros sus tierras, los niños de corta edad trabajaban y los días eran iguales unos a otros.

Desde luego, ésta sí que fue una incursión en el Marruecos profundo, el que no sueles ver en las rutas organizadas. Una aventurilla de la que ahora tenemos muy buen recuerdo. ¡Pero cuánto nos acordamos del dueño del hostalito y de toda su familia durante el trayecto!



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