Luna de Miel en Polinesia-Costa Oeste: el vuelo

lunes, 1 de octubre de 2012

Hola a todos, ¡aquí estamos de nuevo!

El día 1 del viaje comenzó muyyyy tempranito, como a las cuatro y pico de la madrugada y nos quedaba por delante una larga jornada saltando de vuelo en vuelo hasta la otra punta del mundo, pero estábamos muy ilusionados.

El primer vuelo fue el Madrid-París con Air France. Primer vuelo y primer incidente: me olvidé mi ebook en el asiento :( ¡Menudo cabreo cogí! Entre tanta maleta de mano, bolso y demás, se había colado en el lateral del asiento y no lo vi cuando me levanté. ¡Tenía por delante dos vuelos de 10 y 8 horas, más o menos, sin poder leer! Lo mejor fue que apenas lo eché de menos. Nuestros vuelos Paris-Los Ángeles y Los Ángeles-Papeete fueron con Air Tahiti Nui y, la verdad, me enamoré de la compañía nada más pisar el avión. Lo primero que hicieron fue darnos un tiaré, que es su logo, a cada uno (y ya no pasaría un día en Polinesia sin un tiaré detrás de la oreja). Nunca olvidaremos ese olor, ¡qué maravilla! Todo estaba decorado con imágenes de tiarés


Las azafatas llevaban el vestido tradicional polinesio (y ellos las famosas camisas de tela estampada) y todos llevaban tiarés en el pelo; allí es común para hombres y mujeres.
Nada más subir, sonaba música tradicional polinesia. Es tan bonita, evocadora y "buenrollera" que hoy cuando la oigo se me saltan las lágrimas, ¡qué ganas de volver!

Pues ese olorcito y ese buen rollo presidió los dos vuelos. Nos dieron en cada uno una bolsita con algunas cosas para hacer el trayecto más cómodo (antifaz, tapones, auriculares, calcetines y una pegatina muy graciosa para que te dejaran dormir o te despertaran con la comida).

Echamos como pudimos las muchas horas entre siestas, películas, paseos por el pasillo y comidas. La verdad, no fue tan horrible como me imaginaba.

Llegamos a Papeete a las 10 de la noche hora local y así nos recibieron:


¡Se te quita el cansancio de golpe al oir el ukelele y ver las danzas tradicionales! Poco después nos encontramos con el segundo incidente del viaje del que ya hablamos: nos habían perdido la maleta. Lo cierto es que no nos importó demasiado (se ve que se nos estaba contagiando el buen rollo de las islas). Nos dijeron que en un par de días estaría en el hotel y, como no llevábamos nada imprescindible, nos fuimos tranquilos.
Nos estaba esperando con unos collares de flores la persona encargada del transfer al hotel de Papeete, el Radisson. ¡Casi lloramos cuando nos dijeron que nos iban a dar una suite con jacuzzi por estar de luna de miel!¡Era justo lo que necesitábamos después de 24 horas de avión y aeropuertos!


Ya sólo nos quedaba descansar, aunque yo estaba ansiosa por despertarme y ver dónde estábamos.






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