Luna de miel Polinesia-Costa Oeste: Los Ángeles

domingo, 21 de octubre de 2012

Por la mañana salía nuestro vuelo a Los Ángeles. Al llegar al aeropuerto, nos recogieron y nos llevaron a nuestro hotel, el mítico Millenium Biltmore. Allí es donde se celebraron las primeras ceremonias de los Óscars y conserva todo el encanto. Las habitaciones no son muy modernas, pero los salones y los espacios comunes son impresionantes.



No teníamos muy claro cómo empezar nuestra ruta de un sólo día por Los Ángeles. La ciudad es enorme y es difícil situarse nada más llegar. Nosotros estábamos en el Downtown, así que cogimos el metro hasta Hollywood. Allí nada más bajarnos, ya estábamos caminando por el paseo de la fama.


Al poco de andar nos tropezamos con el teatro chino.


Estuvimos por allí curioseando y viendo las huellas de los famosos. Luego entramos a un centro comercial que está al lado y desde el que se puede ver el cartel de Hollywood si subes a la terraza.

Seguimos paseando por allí y poco más nos quedaba que hacer. La verdad es que decepciona un poco. Es todo como de cartón piedra, masificado de turistas y con poco que ver. De allí fuimos andando (¡error!) hacia Sunset Bulevard y luego hacia Melrose. Otra paliza de andar por nuestra reticencia a coger medios de transporte, jaja. De camino poco había que ver. Como te salgas de las zonas turísticas sólo ves naves industriales, descampados y lavaderos de coches, muy bonito.

Menos mal que de camino nos encontramos con un sitio de perritos que nos habían recomendado, el Pink's Hot Dogs. Decían que eran los mejores perritos de L.A. Yo añado que son los mejores perritos que he probado. La cola daba la vuelta al local, pero mereció la pena la espera.


El local es modestito, pero está lleno de fotos de famosos. Por allí se paseaba la dueña toda vestida de rosa, con un bolso de mano con forma de perrito, jaja.


Había mil tipos de perritos, era imposible decidirse. Optamos por los más light ;)


Los hot dogs fueron lo mejor de Los Ángeles, jaja. El resto nos decepcionó.

Después de comer estuvimos paseando por Melrose. Intentamos coger un bus para ir a Beverly Hills, pero era domingo y por allí no aparecía ni el gato. Tuvimos que coger un taxi que nos dejó cerca de Rodeo Drive.


Dimos una vuelta alucinando con lo que hay por ahí. Pasan a cada rato los autobuses y los tours llenos de gente como descosidos haciendo fotos a las tiendas de firmas. ¡Una locura!

Al cabo de un rato, como no había gran cosa que ver y estábamos muertos, decidimos que nuestro día en L.A. ya había acabado. Logramos pillar un bus y nos volvimos al hotel. No sé cuántas horas seguidas dormimos, pero fueron muchas.

Al día siguiente nos levantamos, desayunamos, preparamos las maletas y nos fuimos al aeropuerto. Nuestro viaje de novios había terminado. Ohhhhhhhhhhhhhhhhh



¡Hasta la próxima!





Imprimir

0 comentarios:

Publicar un comentario

Déjanos tu comentario. Gracias.