Luna de miel Polinesia-Costa Oeste: El Cañón del Colorado

jueves, 18 de octubre de 2012

Despertamos este día de madrugada porque teníamos la excursión al Gran Cañón del Colorado. La compañía que organizaba la excursión venía a recogernos al hotel a las 5 de la madrugada o algo así. El calor era casi el mismo que doce horas antes.

Cuando decidimos ir a Las Vegas teníamos clarísimo que queríamos visitar el Gran Cañón del Colorado. Lo que no sabíamos exactamente era qué tipo de excursión contratar. Llegamos a plantearnos alquilarnos un coche en Las Vegas para ir y volver en el día, pero el camino eran unas seis horas y nos parecía una paliza innecesaria.

Nos recomendaron la compañía Papillon, que fue donde finalmente contratamos la excursión. Hay tours para todos los gustos, en bus, en avioneta, en helicóptero, al atardecer, combinado con Las Vegas, de todo. Nosotros elegimos el más popular, el Grand Celebration. El bus lo descartamos de entrada, y la avioneta era un quiero y no puedo, porque por las ventanillas tampoco se ve mucho. El helicóptero era la mejor opción y, proporcionalmente, no salía demasiado caro.

Desde luego, fue la mejor decisión que pudimos tomar. Nos llevaron en bus hasta un aeródromo apartado de Las Vegas. Allí nos dieron algo de formación sobre seguridad en helicópteros e hicieron los grupos. Nos tocó con una familia de franceses. El piloto se presentó y lo acompañamos al helicóptero. La verdad es que fue un encanto y nos explicó muchísimas cosas durante el viaje. El rojo era el nuestro:


Tuvimos muchísima suerte porque en el reparto, nos tocó delante, al lado del piloto y en la ventanilla. Se veía todo perfectamente y podíamos observar todo el panel de mandos.


La excursión consistía en un vuelo de una media hora hasta el Cañón del Colorado, una parada bajando al interior donde nos darían un picnic de desayuno, y la vuelta al aeródromo.

Era nuestra primera vez en helicóptero y pensábamos que iba a impresionarnos más el despegue, pero para nada, subió muy suave, sin sobresaltos.

Mientras amanecía, pasamos por encima de lagos y volcanes extintos y vimos la presa Hoover. Después seguimos hacia el Cañón. Por muchas fotos que ponga, no os podréis hacer una idea aproximada de lo que contemplábamos. Era absolutamente espectacular, una de las cosas más bonitas que he visto nunca.




Por fin entrábamos en el Cañón:


Cuando estábamos ahí arriba nos dimos cuenta de lo limitadas que son las visitas en coche o bus, ya que sobrevolamos los dos puntos donde se puede parar. Ahí está Guano Point:


Y ahí está el Skywalk, el pasillo de suelo transparente que se proyecta por encima del precipicio:


Poco después empezamos a descender dentro del cañón. Impresionante.


Y aquí aterrizamos:


Era increíble estar allí abajo y contemplar el río de cerca y las inmesas paredes que nos rodeaban. La vegetación era muy particular, con todo tipo de cactus y plantas adaptadas al calor y a la falta de humedad. Eran como las 8 de la mañana. El piloto nos dijo que a mediodía se podían alcanzar 50 grados.

Estuvimos una media hora, lo justo para comer algo y hacer fotos. No nos queríamos ir.

A la vuelta sobrevolamos varios poblados indios y el piloto nos contó leyendas de cómo ellos explicaban la formación del cañón. No eras consciente de la altura a la que estábamos hasta que no veías abajo alguna referencia a escala humana:


La excursión estaba tocando a su fin y no queríamos que acabase. Había sido sencillamente maravillosa.


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